Ya desde antes de Cristo la fuerza del agua fue aprovechada
para diversos usos, como moler grano o triturar materiales con alto contenido
en celulosa para la producción de papel; es decir, transformando la energía
hidráulica en mecánica.
Pero no sería hasta los inicios de la Revolución Industrial
cuando se aprovecha la energía del agua para la producción eléctrica. La
creciente industrialización del norte de Europa provoca una gran demanda de
energía que vino a ser suplida, en buena parte, gracias a la hidroelectricidad,
ya que la extracción de carbón todavía no era lo suficientemente fuerte como
para cubrir las necesidades industriales. Se suele considerar que las primeras
centrales hidroeléctricas es ser construidas fueron la realizada en
Northumberland (Reino Unido), en 1880, y la llevada a cabo en Estados Unidos en
1882 para la alimentación de 250 lámparas creadas por Thomas Edison.
Desde la revolución industrial, esta energía ha tenido un
rápido crecimiento y ha experimentado un importante desarrollo técnico,
sobretodo referido a la invención del generador eléctrico y al
perfeccionamiento de las turbinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario